jueves, 26 de julio de 2012

¿CÓMO SERÁ EL AULA DEL FUTURO?


Durante cuatro años, de 2010 a 2014, se van a analizar 1.000 aulas en las que se están utilizando metodologías que se engloban en el aprendizaje del siglo XXI. Es el proyecto europeo iTEC y puedes conocer una de las experiencias prácticas que ha llevado a cabo Paula Jover, de American School, Valencia. 

Cuando me propusieron participar como centro piloto en el proyecto europeo iTEC, con el desarrollo de una experiencia al respecto, enseguida pensé en mis alumnos de Historia del Arte de 2º de Bachiller. Desde el principio se mostraron muy ilusionados y con ganas de participar; tanto los chicos como yo aprendimos muchísimo y ahora seguimos incorporando a nuestras clases muchas de las estrategias llevadas a cabo mientras duró la experiencia.

Lo mejor de todo fue ver cómo eran ellos mismos los que, poco a poco, se convertían en los protagonistas de su aprendizaje: seleccionando los temas, recogiendo la información, realizando el documental, organizando fotografías y videos… También fueron los propios alumnos quienes tomaron la iniciativa de elaborar, editar y traducir el blog ‘Escultura Medieval’ (hdavalencia.blogspot.com) donde ir recogiendo sus opiniones y progresos día a día.

Cambios ‘espaciales’

Tuvimos que cambiar la distribución de mesas en el aula, ya que todas las clases se realizaron en pequeños grupos de 4 personas. También modificamos el espacio de trabajo, ya que salimos a visitar la Lonja y la Catedral de Valencia: fue una jornada muy intensa en la que, por equipos, buscaron y fotografiaron detalles de los edificios, temas escultóricos destacados en estos grandes monumentos; después, la tarea continuó en el aula, organizando y clasificando las imágenes obtenidas para su posterior estudio.

La evaluación también fue protagonizada por los chicos: en la PDI realizaron la lista de aspectos que se deberían tener en cuenta y con todos ellos elaboramos una tabla de calificación. Ellos son los que saben mejor que nadie qué es lo que les está costando más esfuerzo y debería valorarse, tenerse en cuenta a la hora de evaluar. De hecho, en las exposiciones orales, cada uno realizaba comentarios, preguntas y también evaluaba a sus compañeros.

Para mí, como profesora, ha sido muy gratificante ver cómo el proyecto iba avanzando y de qué modo todos íbamos aprendiendo de forma divertida. En este sentido, la colaboración ha sido esencial, ya que cada equipo trabajó un aspecto que luego tuvo que comunicar al resto de compañeros de clase. Han desarrollado muchísimo su capacidad de observación y de crítica, algo esencial para estudiar Historia del Arte.

Los alumnos se han convertido en los verdaderos protagonistas dentro y fuera del aula, han sido capaces de organizarse en grupos, repartir tareas, compartir responsabilidades y sacar conclusiones a través de su propia observación e investigación. Ha sido una experiencia muy positiva para todos y que, seguro, repetiremos.

Más información sobre el proyecto europeo iTEC en Educación 3.0, nº 7, verano 2012.

sábado, 7 de julio de 2012

EL MAYOR DESAFÍO DEL PROFESOR VA A SER QUE SU ALUMNO QUIERA APRENDER: MARÍA BITTENCOURT


Por María Margarita Fontecha
María das Graças Bittencourt
María das Graças Bittencourt
ENTREVISTALa coordinadora del programa de intervención pedagógica en Minas Gerais (Brasil), una experiencia de transformación educativa reconocida a nivel mundial, que inspiró el programa 'Todos a aprender' de Mineducación, habló con Semana.com.

María das Graças Bittencourt coordina el programa de intervención pedagógica en Minas Gerais (Brasil), una experiencia de transformación educativa reconocida a nivel mundial,  que inspiró el programa 'Todos a aprender', propuesto por la cartera de Educación.

En diálogo con Semana.com, Bittencourt habló sobre la calidad educativa y las recomendaciones para incentivar el aprendizaje en los estudiantes.

Semana.com: ¿Cuál es el primer paso para asegurar la calidad en la educación?
Maria das Graças Bittencourt: Poner al estudiante como centro del sistema. En Minas Gerais (Brasil) nos dimos cuenta que el alumno no era el centro de la educación y esto era increíble, porque es él quien al final será el directo receptor de todo lo que se haga. Esta visión debe tenerse desde las entidades del Estado, hasta las propias escuelas.

En segundo lugar se debe ayudar al profesor a que se concentre en trabajar en su propia formación y práctica, ya que esto ayudará en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, y por último, evaluar y saber si el proceso de aprendizaje está concebido como debería ser y si los alumnos están aprendiendo lo que deberían aprender.

Semana.com: ¿Cuáles elementos debe tener ese proceso de aseguramiento de la calidad?
M.G.B: La educación tiene una serie de cosas que deben estar presentes y actuar simultáneamente para que todo funcione: material didáctico, infraestructura, participación de los padres, pero lo más importante para que haya educación de calidad es tener un foco. Y el foco debe ser el aula de clase, porque es allí donde se da el proceso que da vida a la educación, que es el aprendizaje, es decir, la relación del profesor y el alumno.

Es fundamental entonces que las escuelas, desde el director, pasando por los maestros, todo el mundo, se concentre en mejorar y realizar las acciones necesarias para que la relación del profesor y el alumno funcione de la mejor manera posible.

Semana.com: ¿Cuál es el papel de la empresa privada en todo ese proceso?

M.G.B: Es muy importante contar con las empresas porque son sus líderes quienes ayudan a poner el tema de la educación en las agendas y así se vuelve una cosa importante para el país y el Estado. Ahora, también es fundamental que las empresas estén al tanto del tema de la educación, ya que permiten desarrollar proyectos a partir del apoyo financiero.

Semana.com: ¿Cómo se logra que el alumno no repita sino que vaya más allá y se vuelva crítico en el proceso de aprendizaje?

M.G.B: Cambiando la forma en que enseña el profesor. Es un gran desafío pero es algo que mejorará la calidad de la educación, porque si se cambia la postura del profesor frente al proceso, el alumno cambia automáticamente su posición frente al aprendizaje.

En otras palabras, si enseño para la evaluación, para que el alumno responda algo, ahí no hay aprendizaje y por lo tanto, se debe evaluar e intervenir para corregir el rumbo. Ahora, no solo el profesor logra hacer las intervenciones necesarias para que el estudiante aprenda, la escuela en conjunto y la comunidad deben estar pendientes para rectificar el camino.

Semana.com: ¿Cómo se motiva al alumno para que estudie y aprenda? 

M.G.B: El mayor desafío del profesor va a ser que su alumno quiera aprender. ¿Cómo lo logra? Desafiando al estudiante, esa es una de las estrategias; poniendo situaciones problema que sean interesantes, significativas y tengan que ver con la vida de él. Si son cosas de matemáticas, el profesor no puede partir o utilizar cosas abstractas que no hacen parte de la vida del estudiante.

lunes, 2 de julio de 2012

DISEÑO DE UNIDADES DIDÁCTICAS DIGITALES

EL "ALUMNO CLIENTE" CREE QUE SU IDENTIDAD LA OTORGA EL CONSUMO


Por Leonardo Tarifeño  | LA NACION

El francés Daniel Pennac se convirtió en un referente mundial de la reivindicación de la lectura gracias a su ya clásico Como una novela (1993), pero mucho antes de ese libro, durante su adolescencia, vivió la escuela como una auténtica pesadilla.

"Cuando no era el último de la clase, era el penúltimo. Siempre había oído decir que yo había necesitado todo un año para aprender la letra A. La letra A, en un año. El desierto de mi ignorancia comenzaba a partir de la infranqueable B", recuerda en Mal de escuela , sus extraordinarias memorias como oveja negra del aula, la obra que lo trajo a Buenos Aires para su presentación en la Feria del Libro.

Elegante, irónico y muy crítico de la influencia que la sociedad de consumo tiene en la educación actual, Pennac admite que haber sido un mal alumno lo ayudó a ser un buen profesor. "Yo sé lo que sienten los marginados, sé lo que implica mentir en la clase primero y en la casa después. La experiencia del dolor ha sido clave para tratar de que mis propios alumnos no pasen por eso", explica, con una sonrisa a mitad de camino entre la complicidad y la resignación.

-En Mal de escuela dice que algunos malos alumnos necesitan que algo o alguien los saque de la realidad escolar para no desarrollar "la pasión del fracaso". ¿Qué o quién lo ayudó a usted?
-En mi caso, cuatro profesores y mi primer amor. Todos ellos me dieron la sensación de existir, me permitieron creer que podía tener una existencia fuera de la identidad escolar. Esos profesores se dirigían a mí, por alguna razón vieron en mí algo que parecía interesarles. Y eso me salvó. No se preocupaban tanto por el desempeño escolar, y la paradoja es que gracias a eso mismo mi desempeño escolar mejoró mucho.

-¿Por ejemplo?
-Bueno, cuando uno es mal alumno miente todo el tiempo. Entonces, al profesor de francés se le ocurrió metamorfosear la mentira y convertirla en creación novelesca. Me dijo: "No te voy a pedir una tarea más, no me des más explicaciones, sólo quiero que cada semana escribas unos diez párrafos de una novela". Y así entré a la literatura.

-¿Qué aprendió de cada uno de esos profesores?
-Muchas cosas. En primer lugar, el sentido del otro. La enseñanza como conversación: eso mismo hice con mis alumnos durante todos estos años. Cuando sos profesor, tenés entre 100 y 130 alumnos por año, y la relación pedagógica exige que esos 130 alumnos sientan que existen individualmente para el profesor. En segundo lugar, aprendí la reciprocidad. Si yo me rompo el alma corrigiendo minuciosamente un trabajo, espero que el alumno tenga en cuenta esas correcciones. El tercer aspecto es el compañerismo. Uno mantiene una relación de años con los alumnos, y para enriquecerla debe haber autoridad y juego. Si yo les pido que me reciten un texto de memoria, acepto que ellos también me exijan lo mismo a mí.

-Suena poco convencional.
-En realidad son técnicas muy simples. El profesor de matemática me enseñó otra cosa. En sus clases, los alumnos tenían derecho a decir "estoy cansado", "no hice los deberes porque tengo problemas en casa" o "me gustaría que usted, profesor, se enfermara durante unas semanas". Podían decir lo que quisieran menos una sola cosa: "Eso no me interesa".Allí otra vez hay algo muy simple, la base misma de la pedagogía, es decir, reconocer que todos los temas pueden y deben ser interesantes? si uno tiene la predisposición para interesarse por ellos.

-En una época en la que el bullying se ha instalado como una tendencia mundial, ¿cómo se lucha contra ese fenómeno?
-No es un fenómeno de una época en particular; es una enfermedad constitutiva de la institución escolar de todos los países. Es un producto inevitable del encierro y la reclusión. Como dice el filósofo cristiano René Girard, cuando se forma un grupo, naturalmente se produce la tendencia de rechazar a uno de sus miembros. Y a ese miembro le adjudican todos los defectos posibles. En las sociedades primitivas se lo condena a muerte, en las empresas de hoy, o en la escuela, al exilio o la marginación.

-En Mal de escuela se refiere al "alumno-cliente", el experto en consumismo de apenas 20 años. ¿La irrupción del "alumno-cliente" es el fenómeno más peligroso de la educación actual?
-Los jóvenes se han convertido en clientes de la sociedad de consumo. Son tanto o más consumistas que los adultos y eso ocurre en todos los sectores sociales. Hoy los alumnos son clientes y creen que su identidad la otorga el consumo.

-En su rol de profesor, ¿cómo enfrenta esa situación?
-Cuando los chicos van a la escuela, se comportan con los profesores como si fueran clientes. Sólo que la cultura no es un bien de consumo. ¿Qué es un cliente? Es alguien que sólo tiene en cuenta sus propios deseos. ¿Y cómo funciona la escuela? La escuela no se dirige a nuestros deseos, sino a nuestras necesidades.