Durante cuatro años, de 2010 a 2014, se van a
analizar 1.000 aulas en las que se están utilizando metodologías que se
engloban en el aprendizaje del siglo XXI. Es el proyecto europeo iTEC y puedes
conocer una de las experiencias prácticas que ha llevado a cabo Paula
Jover, de American School,
Valencia.
Cuando me propusieron participar como centro piloto en el
proyecto europeo iTEC, con el desarrollo de una experiencia al respecto,
enseguida pensé en mis alumnos de Historia del Arte de 2º de Bachiller. Desde
el principio se mostraron muy ilusionados y con ganas de participar; tanto los
chicos como yo aprendimos muchísimo y ahora seguimos incorporando a nuestras
clases muchas de las estrategias llevadas a cabo mientras duró la experiencia.
Lo mejor de todo fue ver cómo eran ellos mismos los que, poco a
poco, se convertían en los protagonistas de su aprendizaje: seleccionando los
temas, recogiendo la información, realizando el documental, organizando
fotografías y videos… También fueron los propios alumnos quienes tomaron la
iniciativa de elaborar, editar y traducir el blog ‘Escultura Medieval’
(hdavalencia.blogspot.com) donde ir recogiendo sus opiniones y progresos día a
día.
Cambios ‘espaciales’
Tuvimos que cambiar la distribución de mesas en el aula, ya que
todas las clases se realizaron en pequeños grupos de 4 personas. También
modificamos el espacio de trabajo, ya que salimos a visitar la Lonja y la
Catedral de Valencia: fue una jornada muy intensa en la que, por equipos,
buscaron y fotografiaron detalles de los edificios, temas escultóricos
destacados en estos grandes monumentos; después, la tarea continuó en el aula,
organizando y clasificando las imágenes obtenidas para su posterior estudio.
La evaluación también fue protagonizada por los chicos: en la
PDI realizaron la lista de aspectos que se deberían tener en cuenta y con todos
ellos elaboramos una tabla de calificación. Ellos son los que saben mejor que
nadie qué es lo que les está costando más esfuerzo y debería valorarse, tenerse
en cuenta a la hora de evaluar. De hecho, en las exposiciones orales, cada uno
realizaba comentarios, preguntas y también evaluaba a sus compañeros.
Para mí, como profesora, ha sido muy gratificante ver cómo el proyecto
iba avanzando y de qué modo todos íbamos aprendiendo de forma divertida. En
este sentido, la colaboración ha sido esencial, ya que cada equipo trabajó un
aspecto que luego tuvo que comunicar al resto de compañeros de clase. Han
desarrollado muchísimo su capacidad de observación y de crítica, algo esencial
para estudiar Historia del Arte.
Los alumnos se han convertido en los verdaderos protagonistas
dentro y fuera del aula, han sido capaces de organizarse en grupos, repartir
tareas, compartir responsabilidades y sacar conclusiones a través de su propia
observación e investigación. Ha sido una experiencia muy positiva para todos y
que, seguro, repetiremos.